miércoles, 9 de mayo de 2007

Ficciones de Zongolica a la Villa

No estaban desaparecidos, andaban en la Villa, llegaron en dos autobuses de cuarta clase para darse una vacaciones luego del acoso sufrido en su pueblo, los familiares de Ernestina Ascención ya no quieren saber nada del caso, ya quieren estar en paz.
Ustedes saben que mis dotes son más de escritor que de periodista y es por ello que no puedo dejar de imaginar la escena en la que el gobierno del estado abordó a los familiares de la anciana para convencerlos de un “viaje express” a la ciudad de México, luego de la presencia de un enviado del gobierno federal.
Uno puede imaginarse en principio dos escenarios, el primero en el que cordialmente se le invita a toda la familia a darse un descanso que les ayude a relajarse de las tensiones causadas por el caso de su pariente, al mismo tiempo y como parte de la lucha contra le extrema pobreza, el gobierno del estado de Veracruz les ofrece una “vivienda digna”, además de la oportunidad de viajar por vez primera a la capital del país para dar gracias del fin de tan penosos acontecimientos sufridos en su comunidad en los últimos meses. Claro que durante el viaje se les insta en lo necesario que es dejar descansar el alma de la señora Ernestina, no volviendo a hablar de ella, así cuando vean a esos oportunistas de la prensa, los familiares con toda sinceridad pueden decir: hemos dado por cerrado el caso.
El segundo escenario es más malicioso y perverso, pero culpen a mi enferma mentalidad si lo redactado a continuación les parece desconfianza en nuestro gobierno democrático e incluyente.
El enviado del gobierno federal llega a Veracruz para resolver directamente el problema que pone en jaque la imagen del ejército y del propio presidente de la república. El gobernador del estado envía a su gente para saber cuál es la decisión del gobierno federal, la orden es clara, arréglalo a como de lugar, nosotros no nos metemos.
El gobernador piensa la estrategia al más puro estilo del viejo régimen, pero piensa en la molesta prensa, esa ha sido una de las condiciones del gobierno federal: no hagas muchas olas. Entonces los asesores del mandatario le recomiendan: ofrezca algo, esa gente no tiene ni en que caerse muerta, que tal unas casas y se aprovecha la campaña del estado contra la pobreza, para que no resulte sospechoso. El gobernador de vieja usanza duda de que eso baste e insiste en una "paseadita" sólo para que ya no le busquen más "raja" al asunto y no vayan con la prensa. Se resuelve entonces persuadir primero a los hijos de Ernestina. "Haber cabrones, que tanto andan chingando la madre, ya dejen de estar de pinches revoltosos o les partimos su madre, nomás pa que sepan que esto es en serio vamos a ir por toda su puta raza" (esta parte es difícil de imaginar, así que me baso en la plática del gober precioso y kamel nacif para tener una idea del tipo de lenguaje utilizado). Y es así como pasan por los 40 miembros de su familia y una vez reunidos se les vuelve a repetir: "A ver hijos de la chingada, pa que les quede claro, si siguen de revoltosos ora mismo desaparecemos a toda su pinche raza y ni quién chingaos se acuerde del asunto. Y pa que vean que lo que queremos es dejar por la paz el asunto, les vamos a dar unas casitas. Así que pa que lo piensen bien les vamos a dar una viajecito a la capital pa que vean que tan en serio va esto". La tensión del viaje desde la sierra de Zongolica hasta la capital me resulta difícil de imaginar, al fin cuando el gobernador autoriza su aparición pública, se les dice: "creo que ya entendieron que esto va en serio, así que van a ir a la Villa a dar gracias al virgencita de todo lo que el gobierno ha hecho por ustedes y cuidadito con lo que le dicen a los reporteros" Claro que vuelvo a aclarar que todo lo escrito anteriormente sólo es una ficción creada a partir de mi torcida mente, pues en un país como el nuestro, democrático, incluyente y gobernado por gente humanista de gran visión social, es impensable que suceda.

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